¡Cuántas veces hemos oído esta frase o la hemos dicho en cualquier conversación de nuestro entorno!, ¿Verdad? ¡Cuántas veces hemos podido llegar a afirmar determinadas sentencias o creencias sin estar convencidos realmente de ello, pero que “si los demás lo dicen, por algo será”.
Solo cumplo órdenes…
Lo que vosotros digáis, esta bien
Hoy voy a traer a este post dos experimentos científicos que dieron paso a otros tantos y que ayudan a comprender desde la Psicología Social científica determinados comportamientos como la obediencia a la autoridad y la conformidad social, para que, cada uno se lo lleve a su terreno, pero también que ayuden a entender la necesidad de desarrollar el espíritu crítico y el pensamiento individual por encima del grupo y en beneficio del grupo.
Los famosos Juicios de Núremberg tras las Segunda Guerra Mundial, en los que se juzgaron a numerosos mandos nazis, así como las innumerables justificaciones de soldados o población alemana, dan muestra de determinadas conductas y justificaciones de los “juzgados o no” donde se repetían frases como “Solo cumplía órdenes”, O “es lo que había que hacer, porque todo el mundo lo hacía”.
Lo refleja muy bien una sentencia de Eichmann, quien en su Juicio en Israel en 1961, argumentó. “No perseguí a los judíos con avidez ni placer. Fue el Gobierno quien lo hizo. La persecución, por otra parte, solo podía decidirla un Gobierno, pero en ningún caso yo. Acuso a los gobernantes de haber abusado de mi obediencia”
En la década de los 60 muchos psicólogos se preguntaron sobre ello y sobre cómo, no solo los oficiales, sino la población alemana con personas “normales” podían llegar a justificar tantos crímenes y maldad. Fue el caso de Stanley Milgram (1933-1984), psicólogo estadounidense de la universidad de Yale, quien se preguntó sobre esta cuestión y decidió hacer un experimento para comprobar cómo personas normales podían llegar a ser “monstruos” (un experimento que hoy no podría hacerse siguiendo normas éticas por lo de cruel para los voluntarios). El objetivo del experimento era sobre la Obediencia a la autoridad; sin embargo, para evitar el sesgo inicial a los voluntarios del experimento, lo que hizo fue decirles que era un experimento sobre “memoria y aprendizaje”.
Los voluntarios seleccionados se encontraban en el laboratorio con dos personas: el experimentador y un actor, que siempre hacía de alumno en el experimento, pero que el voluntario desconocía este papel; creía que era otro voluntario más y que un sorteo previamente amañado, siempre le tocaba el papel del alumno. El voluntario, creyéndose en un experimento de memoria, debía enseñar a este alumno una serie de palabras para que el alumno repitiera. El alumno se situaba en una silla conectado a electrodos y el maestro voluntario debía aplicar, accionando una palanca, descargas eléctricas a su alumno graduadas e incrementando en intensidad hasta llegar a los 450 v. como máximo (descarga suficiente para llegar a provocar la muerte) si este se equivocaba en sus respuestas; este alumno actor iba a simular la recepción de estas descargas como si fueran reales, por lo que el voluntario creía que eran reales.
De forma previa al experimento, el voluntario había firmado un contrato con el experimentador, comprometiéndose a obedecer en el proceso del experimento. El experimentador estaba al lado del voluntario, y el “alumno” en el otro lado, a partir de un grado de voltaje, simulaba dolor y gritaba llegando a suplicar que lo sacaran de allí. El voluntario, junto al experimentador seguía con el experimento, sintiéndose arropado en la aplicación de esas corrientes. Un 60% de los voluntarios llegaron a aplicar corrientes de más de 400 voltios, que podrían ser letales.
¿Conclusión? ¿Cómo personas comunes y normales eran capaces de ello incluso viendo que el “alumno – actor” simulaba estar casi muerto?. Milgram demostró que si hay una autoridad reconocida (en este caso científica), las personas comunes, por obediencia, pueden llegar a comportarse de forma atroz. Muchos análisis posteriores se han realizado sobre este experimento y aplicaciones sociológicas. Valoremos la distancia social, a mayor distancia, más fácil es ser cruel; y que la figura referente estuviera al lado, formándose como una suerte de equipo en pro de algo positivo. Es decir, sentirse acompañado y con un ideal;además, la gradualidad en la aplicación de 15 en 15 voltios de intensidad ayudaba a seguir dando más y más.
Dejo en este vídeo que he considerado muy completo, imágenes del propio experimento y a Milgram en sus explicaciones (en inglés)
Y unas conclusiones a tener en cuenta:
- La importancia de la figura referente de autoridad
- El interés o ideología y su moralización o justificación final. En el experimento es el progreso de la Ciencia
- La corresponsabilidad en la acción del equipo o grupo como referente
- La gradualidad del daño causado en aumento diluye la percepción de impacto
- La distancia social en esa moralización. En el experimento se separan los espacios. En la realidad o aplicación directa, si no veo el daño causado por mis acciones, mi tensión baja y no pongo tan en juicio la moralidad de la acción.
Todos estos elementos nos ayudan a entender cómo se interpretan acciones y comportamientos con la justificación de “obedecer órdenes”, cuando no tenemos otra opción de autoridad. Allí dejo la reflexión.
Si tenemos dos figuras de autoridad diferentes y podemos elegir… ¿Qué cambiaría? Allí la elección propia, el propio juicio se pondría en valor y de allí la importancia de no concentrar el poder en un solo punto donde no haya alternativas de obediencia.
Llegado este punto, me disponía a continuar con el análisis del experimento y sus posteriores análisis, pero mi pensamiento me ha llevado a las Teorías de la Conformidad social y a un experimento del psicólogo polaco Solomon Asch (1907-1996) en los años 50 en este sentido, que no puedo dejar de nombrar por lo complementario que es. Este psicólogo quería comprobar cómo la presión social puede ser tan fuerte que podemos llegar a creer o decir algo en contra de lo que creemos verdad.
El experimento de Asch consistió en decir a una serie de voluntarios que debían decir lo que consideraban que era verdad según su criterio. No se les dijo que era un experimento de conformidad social, sino de percepción visual. Asch quería estudiar la influencia de la presión social sobre el comportamiento de las personas. Creo interesante que podáis ver el experimento realizado y su variante para extraer conclusiones, pues explica muchos comportamientos sociales que vemos a diario, como que haya gente que en un momento dado esté en una manifestación y si se le pregunta no sabe por qué; o porque en un momento dado nos comportamos de una manera diferente porque todo el mundo lo hace o siempre se ha hecho así.
Ver vídeo de Experimento de Asch
De los experimentos de Asch y sus variantes posteriores, podemos extraer algunas conclusiones:
- Si una mentira se repite muchas veces como verdad y por un números suficiente de personas, al final se acepta como cierta y verdad.
- Las personas se dejan llevar por la presión del grupo, por la unanimidad de criterio, aceptando como verdad lo que no es, aunque se considere incorrecto, por miedo a pensar de forma distinta a los demás, o por miedo a estar equivocado si todo el mundo piensa lo mismo.
- Si hay alguien que rompe esa “verdad” , es más fácil pensar de forma independiente.
- La unanimidad del grupo ayuda a esa conformidad; la discrepancia ayuda.
Incluso con algo tan objetivo como en el experimento de Asch, que es la percepción de determinadas líneas y una información directa y objetiva, ¿qué pasa cuando la conformidad del grupo se basa en algo más subjetivo como el mundo de las ideas?. Allí la presión del grupo puede ser tan importante que arrastre hasta no darnos cuenta de lo que realmente creemos o pensamos.
La aplicación en nuestro entorno está clara: cuesta mucho resistirse a la presión del grupo cuando sobre todo hemos aprendido a obedecer. Pero también está en nuestras manos ser ese elemento disruptivo para favorecer que otros también lo sean. De allí la importancia de educar desde el pensamiento crítico y de cuestionar las propias verdades, que a veces, no son nuestras, sino del grupo y también de comunicar esos puntos de vista, de no aceptar los mantras como verdad, porque a veces son solo el resultado de una manipulación orquestada. Si a ello le añadimos las conclusiones sobre obediencia señalada anteriormente, tenemos explicaciones claros desde la Psicología científica para entender comportamientos grupales y sociales, inexplicables a simple vista. Pero también, el conocimiento nos da las alas para saber cómo luchar contra ello… Allí lo dejo 😉
La conformidad es el proceso por medio del cual los miembros de un grupo social cambian sus pensamientos, decisiones y comportamientos para encajar con la opinión de la mayoría”
(Solomon Asch)
Patricia Tisner Laguna – Psicóloga de las Organizaciones y desarrollo de Talento
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