No sabía cómo abordar un tema que esta semana me ha perseguido de forma constante en las redes y en diferentes situaciones sociales y mucho menos cómo abordarlo en un título que lo recogiera. Una imagen de hoy que he visto en instagram me ha ayudado a ello. En esta imagen el mensaje que se plantea es el siguiente: «¿Por qué si uno sabe nadar flota sin moverse y cuando no sabe se hunde? Y la respuesta es «El miedo pesa». Y por supuesto que pesa, pero hoy no quería abordar el miedo; lo importante es que en esa imagen he visto la representación perfecta para dar una respuesta alternativa: «La ignorancia pesa» y que da entrada a mis reflexiones sobre lo vivido estas semanas pero también al anuncio sobre la extinción de la Filosofía como asignatura base en el currículum obligatorio de 4º de la ESO en nuestro sistema educativo.
Y sin quererlo me he ido a mis años de Bachillerato y mucho más a mi época universitaria y al eterno agradecimiento de aquellas dos asignaturas troncales de Filosofía, más otras tres de Historia, Lógica y Antropología, sumando un total de cinco que en aquellos años veíamos alejadas de la realidad de lo que iban a ser nuestros trabajos; y por ello nos quejábamos, pues éramos ignorantes de lo que nos iban a aportar. Y valga la redundancia, nada más lejos de la realidad. Porque si algo me enseñaron aquellas materias fue a «PENSAR» y hacerlo desde el cuestionamiento constante de la VERDAD, del CONOCIMIENTO adquirido por el ser humano y lo más importante, de mis PROPIAS VERDADES y CREENCIAS. Estoy absolutamente convencida y por eso lo escribo y grito que lo que hoy pienso y soy se las debo a ellas en gran parte, que mi cabeza racional y científica, curiosa y cuestionadora se impulsó y desarrolló a través de ellas. Porque si algo me enseñaron fue a darme cuenta de la relatividad del Conocimiento, del propio método científico en el que basamos nuestras verdades cuando las transmitimos a las nuevas generaciones.
La Filosofía es la madre de todas las Ciencias, es la madre del Conocimiento, es de ella de la que nacen las preguntas y tantas respuestas para ser nuevamente cuestionadas. Es el árbol de la curiosidad y también es el aprendizaje que nos hace flotar porque aprendemos a nadar en las aguas turbulentas de la vida. Es la base sobre la que empezar a trabajar el espíritu crítico, el criterio propio, alejar de nuestras vidas el dogmatismo y con ello favorecer la relatividad, la diversidad y sobre todo el Conocimiento. Si quitamos de nuestro sistema educativo, si quitamos las raíces al árbol, bracearemos y nos hundiremos del mismo modo que el que no sabe nadar «bracea» y se hunde ante el miedo que le produce su ignorancia. La diferencia está en que el que bracea cuando no sabe nadar , lo hace por miedo y al menos es consciente. Cuando lo hacemos por ignorancia, ni siquiera se es consciente y simplemente se «bracea» para salvarse, aunque haga pie y se nade a un metro de profundidad.Escribí sobre ello en la entrada «La Ignorancia es atrevida«, donde analizaba el efecto Dunning Kruger, y que invito a leer al curioso de Ciencia. Cuando se nada en la ignorancia, una piscina es un océano. Y cuando es el océano al que nos enfrentamos, como es la vida, sin recursos, sin Conocimiento, sin cuestionamiento, sin pensamientos propios, el hundimiento individual de la persona está asegurado. Solo hay que sumar personas para entender que ese Conocimiento global y social depende de ellas. Un barco sin Conocimiento y a la deriva es un barco que tampoco sabe rescatar a su gente «braceando» en el mar. Una Sociedad que no «Piense» está condenada a hundirse.
Recojo una reflexión provocada en redes por el Dr. Javier Rivas, quien me introdujo la palabra «Sofiafobia» (creo que inexistente hasta ahora pero que debería incluirse en diccionario, para poder designar lo que intento transmitir. Cito : «Filosofía=Amor por la Sabiduría, eliminar la sabiduría es Sofiafobia, o dicho de otra manera odiar el conocimiento»
Y tal y como estaba escribiendo esta entrada, Ramón Morata en redes me ofrece la reflexión final de cierre que resume todo:
“Un país no es rico porque tenga diamantes o petróleo. Un país es rico porque tiene educación. En definitiva, la riqueza es conocimiento. Y sobre todo un conocimiento que permite el respeto ilimitado por los demás” Antonio Escohotado
Gracias 🙂

Patricia Tisner Laguna – Psicóloga de las Organizaciones y desarrollo
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