Felicidad en tiempos de COVID

Incertidumbre constante, falta de confianza en el futuro, falta de expectativas, resiliencia, individualidad, colectividad, ideología, adaptación al cambio, esperanza… Indefensión aprendida… Felicidad… Términos que estamos manejando mucho en los últimos meses y que utilizamos de manera constante para abordar la situación actual en las que nos encontramos. La incertidumbre lleva a la ansiedad y esta al miedo y al sentimiento de la amenaza constante. Llevamos ya varios meses así, con altos niveles de estrés provocados por la falta de expectativa ante el futuro incierto que se avecina.

Y nos tocó hablar de adolescentes y jóvenes y de su capacidad de afrontar la situación.  Y una cosa nos llevó a la otra, a lo de siempre, al fin último por lo que luchamos y vivimos; preguntemos a quien preguntemos, la mayor parte de las personas solo queremos ser felices. ¿Qué es la felicidad? …

Lo que sí está claro es que es una percepción, una sensación que el individuo siente en su interior ante la vida. Y cuando vi un estudio que dice que las personas de una sociedad o país somos más felices cuando confiamos en quienes nos gobiernan, vino a mí la idea de abordar este asunto para complementarlo. Y recordé dos libros de referencia en Psicología; el primero, ese en el que el título ya nos sitúa en contexto, un libro de referencia en Psicología Social de Aldous Huxley, «Un mundo feliz»; toda una alegoría a la sociedad feliz, perfectamente construida bajo el condicionamiento entendido en el sentido más conductista y basado en Psicología que podamos darle y que, en sí mismo, deja a la individualidad y al ser desnudo de perspectivas, de expectativas y de esperanza más allá de lo que ha sido condicionado. Muy aplicable por cierto a todo lo que estamos viviendo. Y de este título, que más que acercar la felicidad, la aleja como forma de vida,  mis pensamientos me llevaron  a una gran frase que muchas veces repito y que provienen de un gran autor, creador de la Logoterapia como Escuela psicológica y que aborda el tema de la felicidad desde la búsqueda del sentido:

«A un hombre le pueden robar todo, menos una cosa, la última de las libertades del ser humano, la elección de su propia actitud ante cualquier tipo de circunstancias, la elección del propio camino.» (Frankl, 1946)

Hablo de Victor Frankl (1905-1997), médico psiquiatra austriaco y su gran obra escrita publicada en 1946, “El hombre en  busca del sentido” . Frankl, judío austríaco, vivió la experiencia en primera persona de sufrir varios campos de concentración en la Alemania Nazi; en su libro narra los horrores experimentados en sí mismo y en otros, así como el proceso de deshumanización vivido, reflejando con gran sensibilidad los límites a los que un hombre puede llegar cuando es sometido a condiciones infrahumanas.  Él pudo sufrir en sus propias carnes el significado de la existencia desnuda y desprovista de todo, excepto de la existencia en sí misma; y, a pesar de todo lo vivido, nos dejó a través de su libro y su escuela el valor en sí mismo de la vida, digan de ser vivida, defendiendo que la libertad y la dignidad interior del ser humano son indestructibles. A través de sus líneas, (recomiendo la lectura a quien no lo haya hecho todavía) , reflexiona en sus palabras de forma repetida la ESPERANZA y capacidad del ser humano de TRASCENDER las dificultades y descubrir el verdadero sentido que guía y da contenido a la propia vida; el hombre que asume su responsabilidad ante la vida y ante sí mismo y ante los demás. ¿Nos suena el concepto “resiliencia” que tanto se utiliza últimamente para afrontar las dificultades que abordamos?

En su experiencia narra los procesos emocionales de los horrores, pero lo más interesante que nos aporta es demostrar cómo en las peores condiciones que uno pueda imaginarse, era posible encontrar sentido a la vida, haciendo suyo el lema de Nietzsche “Quien tiene un porqué para vivir  puede soportar cualquier cómo”.

Y es que pudo observar en primera persona que aquellas personas que tenían mayores posibilidades de sobrevivir eran aquellas que tenía esperanza, en algo, en lo  que fuera. Los prisioneros que perdían la fe en el futuro, se autocondenaban  a unos solos pocos días de vida. La clave de la supervivencia era afrontar un RETO  a superar y encontrarle sentido y se daba frecuentemente la situación de numerosas muertes de prisioneros tras llegar días señalados en los que previamente se habían creado expectativas de ser salvados. Sobrevivían desde la ESPERANZA, para dejarse morir cuando no se habían cumplido las expectativas.

De la lectura de su obra, que recomiendo encarecidamente, podemos extraer varias conclusiones que nos aportan visión a la realidad actual y el modo de afrontarla:

  • Buscar el SENTIDO de la experiencia, aunque sea negativa, de la vida y como ser individual y único
  • Asumir retos, objetivos que solo uno puede cumplir, para sí mismo o para otros, o en sus propias palabras, AUTOTRASCENDERSE. Y el propio reto puede ser aceptar la situación en sí misma y que superarla sea el sentido.
  • Esos objetivos nos llevarán a tener EXPECTATIVAS y esperanzas y por tanto , CONFIANZA.
  • Aprender a ser RESILIENTE, o tener la capacidad de sobreponerse a las caídas y situaciones traumáticas a través de las relaciones emocionales significativas con uno mismo y con los otros.

Frankl abordó el concepto de felicidad y en sintonía con otros grandes filósofos y psicólogos como Kant (1804) , Jung (1965), la felicidad  sin significado pierde su sentido. Que la felicidad, cuanto más la busquemos, más la perderemos, porque está en la propia esencia y experiencia vivida y en su significado.

Y entonces, aquí mis reflexiones con entradas anteriores.

  • ¿Qué relación vemos con los estudios que indican que una sociedad es más feliz si confía en sus gobernantes?
  • ¿Qué relación tiene la situación constante de incertidumbre  a la que nos estamos viendo sometidos actualmente y la percepción de bienestar y felicidad? ¿Qué expectativas nos mantienen?. Y lo más importante, ¿Qué podemos hacer de forma individual si esta incertidumbre se nos impone? ¿Qué podemos hacer para no caer en indefensión aprendida?
  • Y, por último, y muy relacionado con la gran capacidad de adaptación y de afrontamiento a sus nuevas realidades que los adolescentes y jóvenes están viviendo, aceptando la situación mucho mejor que la población adulta y ante un futuro incierto. Si el significado y la felicidad están en la trascendencia hacia los demás y no solo a uno mismo, si lo superficial, el aquí y el ahora y la satisfacción inmediata, tan propia de la educación que hemos dado a nuestros jóvenes, tachándolos de egoístas y narcisistas es lo que prima, ¿dónde está la clave en esa capacidad que están demostrando para aceptar y seguir siendo felices en su nueva vida? Porque según esta teoría, el ser humano es feliz si encuentra sentido, si acepta que todas las emociones, incluidas la tristeza  o la angustia forman parte de este sentido. Porque en propias palabras de Frankl, “si existe un sentido del todo,  entonces debe haber sentido en el sufrimiento”…  «Y es precisamente esta libertad interior la que nadie nos puede arrebatar, la que confiere a la existencia una intención y un sentido.»

Para pensar, reflexionar… y buscar la plenitud, si no es la felicidad, ese concepto tan etéreo que se nos escapa… Lo dejo abierto para que cada uno saque las conclusiones derivadas del texto y también se haga las preguntas necesarias 😉

Bibliografía

Frankl, V. (1946). El hombre en busca de sentido.

Patricia Tisner Laguna – Psicóloga de las Organizaciones y desarrollo de Talento

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