Según el informe Digital News Report 2022, aumenta el porcentaje de personas que evitan ciertas temáticas como la pandemia, la guerra de Ucrania o las crisis políticas y económicas.
«En los últimos siete años el interés de los españoles por estar informados de lo desagradable del mundo en que vivimos ha decrecido. Del 85 % de interesados por las noticias en 2015, al 55% este año.«
Fueron la semana pasada Carlos Romance y Encarna Espinosa, en el grupo de debate de Luis Ferruz del que forma parte, quienes nos ofrecían estos datos escalofriantes del estudio referenciado: «La confianza en las noticias sigue cayendo, hasta el punto de que por primera vez hay más escépticos (39%) que gente que confía en las informaciones de los medios (32%). Ninguna cabecera logra la confianza del 50% de los encuestados de su país de origen. En España, el interés por las noticias ha caído 30 puntos en los últimos siete años: el porcentaje de personas que tenían mucho interés por las noticias rondaba el 85% en 2015 y apenas llega al 55% en 2022. De entre los datos relevantes de este estudio que recomiendo leer, datos escalofriantes como que el 15 % de los menores de 25 años ya se informan a través de TikTok»
Tal como leía este informe, en el que se analizan los datos y se llegan a conclusiones como que evitamos las malas noticias o la caída de la confianza en la comunicación recibida en los medios habituales, vinieron a mí numerosos estudios científicos en Psicología, así como las principales Teorías cognitivas que explican el fenómeno. Estando de acuerdo con las conclusiones del estudio respecto a que evitamos las malas noticias, que nos provocan malestar, así como que hemos dejado de confiar en los medios habituales respecto a la información que recibimos, no hay que olvidar las Teorías psicológicas que pueden ampliar las conclusiones respecto al estudio y también ayudar a poner algo de remedio, si es que se puede. ¡Difícil lo veo!
Y es que nadie quiere oir malas noticias, como dice el estudio, pero el problema es que quizás no sea ese solo el problema; otro mayor es que solo queremos oir las noticias que queremos y que coinciden con nuestras creencias previas, evitando constantemente lo que llamamos «disonancia cognitiva», que hace referencia a la tensión interna provocada con nuestro sistema de ideas, creencias, cogniciones y emociones.
Entre los motivos esgrimidos para justificar su resistencia a consumir según qué noticias, los encuestados señalan, sobre todo, «… que tienen un efecto negativo en su estado de ánimo. También aducen un exceso de información y que se trata de “informaciones sesgadas”... Pero más grave veo aún que «Una proporción significativa de personas más jóvenes y menos educadas dicen que evitan las noticias porque pueden ser difíciles de seguir o entender, lo que sugiere que los medios de comunicación podrían hacer mucho más para simplificar el lenguaje y explicar o contextualizar mejor las historias complejas«.
Teniendo en cuenta lo anterior, ¿Estamos ante una grave «infantilización» de la Sociedad?. Creo que sí cuando se pone el foco en la simplificación de la información y el lenguaje y no hacerlo en el desarrollo educativo, la conciencia de la necesidad de conocer los sesgos a los que los seres humanos estamos sujetos, el autoconocimiento y desarrollo del espíritu crítico sumada a la importancia de la información veraz recibida y, provocar, cuanto menos, un análisis riguroso y consciente a los profesionales de la comunicación. Adaptar el lenguaje al interlocutor es un principio básico en la comunicación humana, y, por supuesto, los medios de comunicación deben conocer el desarrollo en el consumo de la información. Lo grave en mi opinión es que no nos detengamos en la importancia de desarrollar desde la Educación una sociedad inteligente y crítica que sepa discernir las informaciónes veraces y las fuentes. Y que en la actual «Sociedad del Conocimiento«, en lugar de «conocer» más, pensemos en «bajar el nivel» como única respuesta o solución posible, me provoca una gran desazón y desesperanza en el futuro próximo. Las «fake news», los influencers, las teorías conspiratorias y el populismo más atroz han encontrado en la «desinformación» su caldo de cultivo y solo nos cabe, bajo ese prisma, una Sociedad tremendamente manipulable y sesgada.
Y es que evitamos las noticias que nos provocan malestar, nos insensibilizamos con el tiempo ante las noticias de atrocidades y son las noticias superficiales o irrelevantes o simplemente las noticias en positivo e impactantes las que centran nuestra atención y esto bien lo sabe quien quiere manipular la información.
Es posible que una gran parte de la población esté bajo el denominado sesgo cognitivo «efecto del avestruz», que nos hace evitar aquella información que nos provoca malestar o miedo, ignorando ese trozo de realidad que puede generarnos disonancias cognitivas y complicar nuestra realidad, por lo que terminamos actuando como si no existiera. Este sesgo cognitivo de alguna manera lo que viene a decir es que evitamos conocer el problema, como si el solo hecho de no conocerlo, provocara que se resuelva por sí solo. ¡Nada más lejos de la realidad!
El cerebro humano es muy complejo y en esa complejidad busca mecanismos de protección; para intentar entender mejor el mundo en que vivimos recurre a atajos que simplifican los caminos. A esto se le denomina en Psicología cognitiva «sesgos congitivos» y nos afectan a todos. Si bien son útiles y nos ayudan a entender el mundo, también nos llevan a equivocaciones, sobre todo y más, cuando la racionalidad, la objetividad y la información veraz brillan por su ausencia. Los errores sistemáticos en nuestros procesos cognitivos nos llevan a errores perceptivos, de pensamiento, emoción y también de nuestra memoria, por lo que nos pueden alejar de la racionalidad, del espíritu crítico y del juicio correcto. No en vano nos hace más susceptibles a las personas manipuladoras, a las maniobras del poder y de la autoridad y a las campañas de marketing, pero también suelen estar en la base de numerosos conflictos interpersonales. Y es que numerosos sesgos cognitivos entran en juego; hay una lista interminable de ellos.
La «atención selectiva» termina siendo un sesgo de nuestra percepción cuando deforma la realidad y extraemos conclusiones basadas en nuestros propios procesos cognitivos y emocionales previos y ello provoca la entrada en escena de otros tantos que falsean nuestra realidad. Nuestra atención selectiva filtra la realidad, el sesgo de interpretación le asigna significado y con ello tenemos la «tormenta perfecta» para ignorar otras realidades. Cuanto menos conscientes somos de la existencia de la atención selectiva y de los sesgos cognitivos, más intransigentes e intolerantes somos, estando en la base de la denominada «indefensión aprendida» sobre la que ya he escrito en alguna ocasión. Cuando solo vemos una parte de la realidad, esa realidad que no provoca disonancia cognitiva y que está alineada con nuestras creencias y emociones, ni siquiera nos planteamos que podamos estar equivocados en nuestras apreciaciones al extraer conclusiones. Como resultado, personas más dogmáticas e intolerantes. Si además le unimos el «efecto avestruz» personas alejadas de la realidad dolorosa; cuanto más ignorantes, con más confianza en su información sesgada, como nos dice el efecto Dunning Kruger.
La única solución para intentar equilibrar las consecuencias de los sesgos cognitivos es «SABER QUE EXISTEN«, que nos influyen en nuestras apreciaciones, que nuestra atención filtra en función de nuestras creencias y que nadie está en posesión de una única verdad. Por tanto, es en el autoconocimiento, en la generación de cultura y en la información lo más objetiva y veraz posible, donde podemos encontrar solamente un hilo de esperanza. Y eso empieza por la Educación y el desarrollo de pensamiento crítico de las personas, ya desde niños, para ser adultos más libres. Allí está o debería estar el foco de atención en mi opinión, así como en transmitir la información veraz, clara, objetiva y libre de sesgos e interpretaciones por parte de los profesionales de la comunicación, que, a día de hoy y visto los resultados del estudio con el que comenzaba esta entrada, una revisión exhasustiva requieren. Porque cuando se pierde la confianza en la información recibida, la incertidumbre es la constante y la indefensión aprendida es la respuesta que se traduce en adormecimiento e inacción de la población, que unida al efecto avestruz, nos invita a buscar una realidad mejor y evasiva en el último youtuber o influencer de moda.
¡Muchas gracias!
Patricia Tisner Laguna – Psicóloga de las Organizaciones y desarrollo
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Canales de youtube Patricia Tisner
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Referencias:
Digital News Report 2022 https://reutersinstitute.politics.ox.ac.uk/digital-news-report/2022
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