Ayer día 23 de abril celebramos el Día del Libro, recordándonos la importancia de la lectura para nuestro crecimiento y desarrollo. Entre los beneficios de la lectura encontramos el placer que nos provoca la seducción de un buen libro que nos adentra en un viaje, en una historia que no es nuestra, pero que nos lleva a ella a través de nuestros pensamientos, nos convierte en protagonistas y nos identifica como si de un espejo se tratara en nuestro interior. Son tremendamente provocadores de conocimiento, curiosidad y emoción. Los beneficios de la lectura, más allá del placer que experimentamos, tienen un impacto cognitivo vital que la Ciencia corrobora. Las investigaciones respaldan que el hábito de la lectura desarrolla la autonomía cognitiva en la edad adulta y, lo más importante, nos prepara para aprender siempre; es decir, desarrolla nuestra apertura a aprender a aprender y a la curiosidad permanente que nos lleva a una necesidad perenne de seguir creciendo siempre, de conocer nuestras limitaciones y ser conscientes de todo lo que nos queda por recorrer.
Leer aumenta la inteligencia, desarrolla la creatividad, ejercita la memoria, ayuda a los procesos de toma de decisiones y desarrolla la empatía entre otros muchos beneficios. Por ello no es baladí fomentar la lectura desde la infancia, pero sobre todo hay que hacerlo desde aquello que nos gusta, pues es vital integrar el componente emocional necesario para que el aprendizaje se produzca. «El cerebro solo aprende si hay emoción; la curiosidad enciende la emoción y el aprendizaje”, afirma Francisco Mora en la Tribuna que escribió para el nº 18 de la revista EDUCACIÓN 3.0: «La curiosidad despierta la atención en el que escucha y aprende de forma automática y con ello, es obvio, se aprende mejor. Nada se puede aprender sin una atención despierta, sostenida, consciente. Y nada despierta más la atención que aquello que se hace diferente y curioso«
Siempre he defendido que hay dos aspectos en nuestra vida que nos lleva a crecer, a desarrollar la curiosidad infinita; la lectura y viajar. La lectura es el viaje que hacemos desde la experiencia y pensamientos de otros; viajar es la experiencia vivida en primera persona; es una fuente de placer, de reflexión y autodescubrimiento si se experimenta desde esa curiosidad y emoción que nos lleva al aprendizaje vital.
Existe una gran literatura científica que avala los beneficios de la lectura y de la experiencia de viajar y desde estas líneas me compromoteo a desarrollar y referenciar en futuras entradas. La ciencia nos habla de los grandes beneficios que los viajes que se viven despiertan, como la sensación de felicidad, la estimulación de nuestra mente, de nuestra cognición, de nuestra apertura mental, el desarrollo de habilidades sociales y comunicativas, la empatía, la solución de problemas y procesos decisionales, entre otros muchos. Similitudes con la experiencia de la lectura y mismos beneficios y que juntos se potencian.
Y me detengo en algunos beneficios que viajar desarrolla a diferencia, además de los mencionados, dependiendo del tipo de viaje iniciado y que dependerá de otras variables que correlacionan como edad y personalidad, entre otros. Si el viaje es experiencial, implica enfrentar los miedos, la incertidumbre. Realizar un viaje «emocionante y experiencial» puede ser la mejor forma de conocernos a nosotros mismos en nuestras limitaciones y nuestras potencialidades, pues abandonamos durante un tiempo nuestro contexto habitual, abriendo la mente a entornos totalmente distintos y más vívidos cuanto más se aleje de nuestra cultura en el espacio y el tiempo. Ello nos permite tomar perspectiva de nosotros mismos, de nuestra cultura, de quiénes somos y de nuestra vida, tomar conciencia de lo que nos gusta y disgusta.
Leer un libro es viajar con la imaginación desde las líneas escritas por otros; viajar es escribir ese libro de páginas en blanco y crear nuestra propia historia en un proceso de aprendizaje continuo. «Aprender y memorizar en su esencia significa hacer asociaciones de eventos que producen cambios en las neuronas y sus contactos con otras neuronas en redes que se extienden a lo largo de muchas áreas del cerebro». Francisco Mora.
Me reconozco una lectora incansable desde la infancia, pero más me reconozco en esa viajera empedernida, deseosa de vivir grandes experiencias, emocionantes viajes que abordo con la ilusión de una niña en su preparación, desarrollo y recuerdos, porque me los llevo a la parte emocional y de aprendizaje, de apertura y cuestionamiento. Y, como es lógico, sujeta a las circunstancias y posibilidades, viajando menos de lo que quisiera; cada viaje tiene sus diferentes connotaciones y son unos más que otros los que potencian esos beneficios y que complemento con mis viajes imaginarios que me provocan los libros.
Hay viajes que pueden destruir muchos de nuestros esquemas de pensamiento, nos abren a otros mundos y permiten «resetear» nuestra mente. Y hay un viaje, «el viaje» en sí mismo que es el de la vida, el que nos prepara hacia esa apertura, esa fascinante experiencia que es vivir. Nos toca iniciar viajes hacia adentro, hacia nuestro interior, también para reconocernos en ese aprendizaje adquirido, en esa emoción y curiosidad existencial, que permita autoconocernos y descubrirnos. Como reza la canción «The logical sound» de Supretramp, » Please tell me who I am, (Por favor, dime quién soy)», es el objetivo de ese «viaje» que es solitario, cuyos únicos compañeros de camino son nuestros ángeles y demonios, nuestra maleta llena de ese aprendizaje pasado, y sobre todo lleno de incertidumbre, miedo, pero también esperanza. El «viaje» potenciado por todo ese conocimiento y esa fuerza que nos da la vida, pero también los otros viajes, las personas y los conocimientos provocados desde esos libros leídos. La mejor y mayor de todas las aventuras que podemos imaginar.
«I can’t tell where the journey will end, but I know where to start» (No puedo decir dónde terminará el viaje, pero yo sé dónde empezar« (Letra de Avici – Canción de Wake me up)
¡Gracias!
Patricia Tisner Laguna – Psicóloga Organizaciones Formación y Desarrollo
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