Los «Killer» de la formación

«Creo en la formación a pesar de llevar toda mi vida profesional en formación«

Esta es la frase que he repetido en varias ocasiones durante esta semana por diferentes razones y que me impulsa a escribir sobre ello y a abrir una sección en mi blog, «Los Killers de la Formación, con el ánimo de informar y difundir aspectos que, bajo mi opinión, hacen que la formación, en sus diferentes niveles, vaya perdiendo el valor que debe tener, en una apuesta firme y personal para seguir defendiendo la calidad y coherencia de la formación en sus diferentes niveles. Son tantos los «killers» que me vienen a la mente, que iré abordando en diferentes entradas cada uno de ellos: brecha entre necesidades y oferta, impactos reales y cambios competenciales, políticas pasivas, formación del profesorado, equidad y coherencia en objetivos referenciados en cualificaciones y competencias… Y hay más, imposibles de abordar en una sola entrada.

Hoy me centro en un «killer» tan real y que he visto en tantos currículum y en tantas conversaciones cuando he ofrecido orientación, que me asusta en cuanto a falsedad que, tanto estudiantes como seleccionadores de empresas e incluso orientadores, aceptan como Verdad. Y sé que, con esta afirmación, políticamente incorrecta, puedo levantar más de una ampolla en quien lo lea, pero lo que es, es. Y un solo paseo por linkedin o por diferentes currículum para quien los maneje, os ofrecerá esa realidad; pero esa realidad solo está abierta a quien sabe y conoce las estructuras del sistema educativo en sus diferentes niveles y, por tanto, lee desde la información veraz y espíritu crítico. Para los estudiantes y potenciales alumnos de los diferentes niveles educativos, la información real que, con una orientación seria, no sesgada ni guiada por intereses, y sobre todo de un buen profesional formado, pueda guiar en la toma de decisiones propia e individual, y sobre todo, consciente de los caminos que se inician y que implica tiempo, esfuerzo y en muchos casos una «inversión» económica.

Creo que ya sabéis al «killer» al que me estoy refiriendo y que me cuesta denominarlo por lo complejo que es y que podríamos reducir al «mercado de títulos que no lo son» y que se venden o aceptan como tales, en un desenfreno interesado por quienes los venden, y que no suelen ser ni los más conocidos ni los de más prestigio, sesgando la información que ofrecen a sus alumnos, como la «compra» de estos de esos títulos para vestir sus currículum y que ofrecerán a sus potenciales seleccionadores, quienes a su vez tendrían que conocer bien lo que allí se ofrece. Como vemos, es un círculo vicioso difícil de romper y que solo la Información y orientación de verdad guiará en los caminos correctos.

Y concreto con ejemplos y cuestiono a quien me lea con un ejemplo claro. ¿Qué es un máster? ¿Qué es un posgrado? ¿Qué es un título propio? ¿Qué requisitos deben tener para considerarse así? ¿Qué es un certificado de profesionalidad? ¿Qué es un título de Formación profesional reglada? ¿Quién puede o no puede otorgar los títulos oficiales? ¿Qué criterios hay que seguir para elegir entre una titulación oficial y un título propio o uno que ni siquiera lo tenga? Y estos son tanto de Centros públicos como privados. Y podría seguir en las cuestiones, pero no terminaría en esta única entrada.

Y, por concretar y poner en evidencia a lo que me estoy refiriendo, invito a quien lea a ver la cantidad de máster o posgrados que vemos en CV que no alcanzan ni las 100 horas (los oficiales tienen 60 cts – 600 horas), que ni siquiera han requerido de tener una titulación universitaria previa (requisito imprescindible en los oficiales) , y que por tanto pervierten el concepto en sí mismo de ese Título, sea oficial o Propio. Porque en ningún momento estoy cuestionando si esa formación es de calidad o no, que lo puede ser y mucho, pero que será objeto de otra entrada y de un «killer» propio. Me refiero a la perversión del concepto en sí mismo y la pérdida de identidad del nombre de las propias titulaciones, que deberían servir de referencia para conocer los niveles de cualificación referenciados, tanto para el alumno como para orientadores y seleccionadores.

Este verano he tenido la oportunidad de orientar a algunas futuras universitarias y he podido comprobar de primera mano cómo una información interesada y de un «killer» comercial, (no universitario), desviaba la atención sin escrúpulos hacia un camino distinto del objetivo perseguido, resultando en estos momentos en una pérdida de un año tras analizar la información veraz, que le ha llegado tarde.

Otro ejemplo vivido esta semana, de muchos similares que ya he experimentado en mi vida profesional, en la que me veía asesorando sobre procesos de acreditación de competencias y formación de certificado de profesionalidad y de Formación profesional reglada. De nuevo, me vi luchando contra informaciones que se asientan en las mentes de las personas cuando la información que se ofrece viene desde intereses comerciales y no atendiendo a las necesidades individuales de las personas que con su ilusión y un futuro profesional por desarrollar, inician caminos sin conocer las diferentes autopistas, carreteras y caminos comarcales por los que se puede transitar.

Son estas vivencias, reales, las que me impulsan a escribir esta entrada y que, al menos, hagan cuestionar a los grupos de interés implicados, con el ánimo de incentivar la búsqueda de información real que hay detrás de cada unas de las realidades formativas. Hoy lo tenemos a un solo click, pero hay que saber lo que se busca, pero primero queriendo buscar, porque las decisiones individuales y conscientes son aquellas que se hacen desde el Conocimiento.

Y, como comienzo, no está de más, comenzar por el propio concepto de Título oficial del que no lo es (y que puede ser muy bueno, no es lo que cuestiono aquí, que los hay muy buenos y de alta empleabilidad, tanto públicos como privados) ; este permite o no seguir avanzando en determinados caminos, hacia lo educativo y lo laboral según preferencia de la persona interesada. Y utilizaba el ejemplo, que siempre me sirve para orientar y que provoca más de una risa, cuando digo que miren si está firmado «en nombre del Rey«, como pista guía de la oficialidad del Título. Pero también me despertaba esta semana como los puntos básicos que se abordan en la reforma de las Universidades, siendo uno de ellos el de quitar la figura del Rey en los títulos, dejando que sea el Rector de cada Universidad quien los expida directamente. Debate abierto y controversia que no entro aquí, incluso por los requisitos que se plantean para ocupar dicho cargo, eliminado la Cátedra como requisito y que ya crea debate en el mundo universitario. A mí, como orientadora y profesional de la formación, si esto es así, me preocupa en cuanto a que me dejan sin argumentos cuando intento explicar la diferencia, que no es fácil, cuando todos pueden llevar el sello o firma universitario. Pero más me preocupa en cuanto a que aparece la niebla en cuanto a la discriminación de la información futura se refiere.

Esta semana me vi entrando en la página oficial del Ministerio de Educación para mostrar a una persona a lo que me refería, mostrándole mis propias titulaciones de posgrado, señalando la diferencia entre el máster oficial (expedidos por el rector, en nombre del Rey) y los posgrado de Títulos propios también expedido por una Universidad y por el rector de las mismas (por cierto, muy buenos y de calidad, pero no es objeto de esta entrada). Como ya sabía previamente, el el registro de Educación, en mi perfil, solo aparecía lo «oficial» y no los Títulos propios cursados en diferentes Universidades, incitando a quien me preguntaba a consultar la suya, sorprendiéndose al descubrir información sobre su propia formación con carácter retroactivo.

Espero lograr con esta entrada, al menos, despertar una cierta curiosidad y afán de información real, esa que permite tomar las decisiones conscientes y seguras. Para equivocarnos siempre estamos a tiempo.

«Una buena decisión está basada en conocimiento y no en números» Platón

Patricia Tisner Laguna – Psicóloga de las Organizaciones y desarrollo

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Canal de youtube  Patricia Tisner

Los Killer de la formación.  Sección creada con el objetivo de difundir las buenas prácticas en el sector de la Formación.