«Ese es el gran aliado de los dictadores, el miedo, la debilidad. Somos naturaleza y en la naturaleza impera la ley de la no ley« Javier García Antón
Pertenecer a Huesca Suena y formar parte de la Junta me ofrece un constante hervor de aprendizaje y experiencia. Un grupo donde la comunicación, la colaboración, la idea, la innovación, la disrupción, la provocación, es la constante. Quien me ha oído hablar de la experiencia, sabe que de mi boca solo salen palabras de agradecimiento hacia un grupo de personas que son pura «materia gris» (esa que está compuesta por la mayor parte de neuronas de nuestro cerebro) que vuelcan su tiempo, su esfuerzo, su conocimiento de forma altruista en el desarrollo de nuestra ciudad. Mi admiración constante hacia tanta inteligencia y conocimiento que me provoca y me hace sentir parte y orgullosa de pertenecer a algo tan grande. Desde aquí mi agradecimiento a todos, a las personas que forman el Grupo de Formación y Empresas, a las espectaculares personas de la Junta a la que pertenezco como vocal, a su presidente, Pedro Camarero por liderar tanto espíritu «rebelde» y en especial a Miguel Ángel Otín, responsable e impulsor de mi presencia aquí a quien le estaré siempre agradecida.
Como no podía ser de otra manera, además de todos los proyectos en marcha, que no son pocos, esta semana ha habido un tema que nos ha preocupado a todos y que ha sido objeto de mensajes diversos, preocupaciones compartidas, solidaridad y empatía por el sufrimiento de la invasión de Ucrania por Rusia y la amenaza que cierne sobre el mundo. Un mensaje tras otro, llevó al que me dio la entrada de hoy por Javier, poniendo el foco en la debilidad, la vulnerabilidad y el miedo como tema a tratar.
Miedo, esa emoción necesaria y garante de nuestra supervivencia pero que en extremo y de manera sostenida puede provocar un gran desequilibrio psicológico; miedo al que estamos ya acostumbrados desde hace mucho tiempo, el que hemos soportado en tanta incertidumbre COVID, el que nos ha mostrado lo vulnerables que somos, pero que fue capaz de sacar al mismo tiempo la mayor de la solidaridad entre la gente, mostrándonos fuertes, que no débiles ante la fragilidad del ser humano. También he conocido personas que se alimentan del miedo; aprendí a no darles de comer y en ello descubrí su debilidad y también mi fortaleza.
Y hoy, esta semana, de nuevo, el miedo se apodera de nosotros y nos hace ver lo débiles que estamos como Sociedad, esa debilitada por una creciente división en los últimos años, esa que debería poner el foco en la Educación hacia la Paz, la convivencia en una vida, que es única y no vuelve y un planeta único que debemos dejar a nuestros hijos en las mejores condiciones posibles; pero no desde la debilidad, sino desde la unión y la fuerza, la seguridad y la acción. El ser humano es como es, nos lo estamos demostrando; y existimos buenos y malos, fuertes y débiles, ambiciosos y solidarios, arrogantes y humildes, narcisistas y empáticos… Y así un sinfín de características psicológicas que nos hacen tan únicos y diferentes los unos de los otros. Y entre tanta diversidad, el acceso al poder de algunos o muchos; siempre habrá alguien con poder para tomar decisiones que nos afectan a todos, guiado por intereses económicos, que detrás siempre es la causa de cualquier conflicto bélico, pero también de unas características psicológicas que llevan o no a apretar un botón.
«Nuestro miedo fortalece a nuestros enemigos«, comentaba Raúl Benito en el debate, recordando la máxima de los superhéroes de la Linterna Verde (cómo no, Raúl siempre con los superhéroes), película basada en DC comics, que narra la historia de un piloto de pruebas elegido por el poder del anillo del alienígena Abin Sur, para ser el primer humano seleccionado por los Linternas verdes, para enfrentarse a las fuerzas que amenazan con destruir el Universo. Y es que es el miedo lo que debilita las fuerzas y quien quiere agredir, lo sabe y se siente fuerte. Porque el terror se ha sembrado y nos hace terriblemente vulnerables. Pero es aquí donde las personas empáticas, viendo el sufrimiento de otros, se unen y sacan lo mejor, en muestras de solidaridad y unión, poniendo en marcha proyectos de acogida y apoyo a nuestros vecinos; me he emocionado al verlos cuando ya estaba perdiendo la fe en el ser humano. Y no me refiero a los actos institucionales o guiados, me refiero a esas personas que de forma individual se unen sin ideología de ningún tipo para formar bloque y hacer fuerza de «asedio», con el superpoder del anillo, como lo hacían en la antigua Roma el ejército romano con la estrategia de la formación en «testudo o tortuga» , técnica que permitía cubrir a los soldados de las flechas y otras armas arrojadizas. Para que esta técnica fuera eficaz, se requería de un gran entrenamiento y disciplina, de bloque, unión y trabajo en equipo. Y es aquí donde reside la fuerza social, esa que es individual pero que multiplica eficacia cuando se suma; esa que no responde a ideologías, sino a sentimientos y emociones del ser humano como tal y que lo hace tan potente; esa que ayuda a vencer el miedo ante la vulnerabilidad, mostrando fortaleza en lugar de debilidad. No será de todos, porque solamente tenemos que vernos en nuestro día a día la cantidad de veces que apretamos el botón en nuestras relaciones, guiados por el mismo impulso y características psicológicas de quien lo aprieta desde el poder que afecta a todos. Y una vez que se aprieta el botón, no hay marcha atrás. Mirarnos en los botones que apretamos a diario, las agresiones e invasiones hacia los otros y las consecuencias que se tienen en función de la debilidad y fortaleza del otro, también es empezar por educarnos hacia eso que gritamos y que llamamos Paz. Empezar por nuestros actos individuales, nuestro autoconocimiento, es la llave que nos permita comenzar a trabajar nuestra fortaleza interior personal y también nuestra formación en tortuga, para avanzar con la protección necesaria y mostrar fortaleza ante el enemigo, que… asumamos, siempre estará.
Gracias a todos mis compañeros de Huesca Suena por recordarme constantemente mi misión en esa «tortuga», ofrecerme el «anillo de luz con superpoderes», darme alas para sentirme fuerte junto a un equipo donde no existe el miedo, porque el objetivo es común y porque quedarnos al margen de mucho nos hace más vulnerables, pero al mismo tiempo, es lo que nos hace fuertes para avanzar con seguridad, verdad y transparencia, esa que se «nota» en la respuesta cuando alguien agrede, confundiendo vulnerabilidad con debilidad. Como decía Javier al comienzo de esta entrada, nuestra naturaleza es la que es, es la ley de la no ley, pero al mismo tiempo la que permite crear en lugar de destruir, y, esto aplica a cualquier ámbito en el que estemos, cualquier grupo al que pertenezcamos y cualquier relación que tengamos; también a lo que nos está tocando vivir y que amenaza nuestras cabezas.
Ya que he vinculado la entrada a Huesca Suena, y como conclusión, un guiño con una cita de Albert Einstein, «Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad” y voluntad, nos sobra 🙂
¡Muchas gracias!
Patricia Tisner Laguna – Psicóloga Organizaciones Formación y Desarrollo
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