«HE LEÍDO MUCHOS LIBROS, PERO ME HE OLVIDADO DE LA MAYORÍA. Entonces, ¿CUÁL ES EL PROPÓSITO DE LA LECTURA? »

La lectura, fuente de riqueza y Conocimiento.

Esta semana llegó a mí esta cita (dejo el texto completo al final), que cuenta de forma metafórica lo que significa la lectura a través de un maestro y su alumno. El maestro le hace llevar agua en un colador, mostrando como el líquido elemento nunca llegaba a su destino, pues el agua se filtraba a través de él, quedando al final de tanto transportarla brillante y limpio. La metáfora envía el mensaje sobre la importancia de la lectura como un modo de limpiar la mente y el espíritu, llenándola a través de las emociones e ideas encontradas en ella.

Me considero una amante de la lectura, sobre todo de novela histórica, por lo que me aporta, me enseña y fundamentalmente porque me transporta a viajes en el espacio y en el tiempo difíciles de describir; ello es debido a que son viajes que solo se hacen a través de los libros y solo el lector desde su individualidad puede llegar a experimentar cuando se encierra entre las cuatro paredes de esas «historias» e «Historia. Por lo que nutren, por lo que nos muestran al lector, soy una gran defensora de la lectura como modo de intentar acercarnos a un mayor Conocimiento de todo lo que nos rodea. Sobre la novela histórica, saber de dónde venimos, conocer los errores y también las grandezas del pasado, ayuda a reconocer los presentes y a visualizarnos en ellos en eternos círculos viciosos.

Esta cita me hizo reflexionar sobre lo que es la lectura, sobre mi incapacidad de recordar esos datos históricos que tanto me gusta encontrar en las novelas e incluso de recordar argumentos de libros que leí no hace tanto, pero que mi memoria se encarga de dejar a un lado para ocuparme de otros asuntos. Así que me pregunté cómo filtraba yo el agua, ese Conocimiento, a través de mi colador – mente en el fluir de esos ríos, que son los libros y qué es lo que busco en ellos.

Me recordó la famosa «fiebre del oro» que comenzó en el pasado S. XIX con el descubrimiento de la existencia del preciado metal en la mina Sutter en California, el pistoletazo de salida de lo que posteriormente fue una avalancha de cientos de miles de personas de muchos lugares del mundo buscando «su mina» y, con ella su futuro. De allí el símil que ha venido a mi mente con lo que significa la lectura; porque los lectores ávidos de conocimiento buscan trabajar su mina, dejando fluir el agua para dejar limpiar su mente y abrirla a la experiencia de recoger sus «pepitas de oro», como hacían aquellos buscadores del preciado y valioso bien dorado, poniendo los molinos y aquellos grandes coladores en acción para encontrar las suyas. Por ello, volviendo a la cita inicial de este escrito, veo esas pepitas esas «…ideas, emociones, sentimientos, conocimientos y verdad…» que sí que quedan en el colador – mente para siempre y que convierten a la persona en rica al ser una «persona mejor y renovada». Yo añadiría, más inteligente, abierta, flexible y más sabia». Porque no importa lo que se olvide del dato concreto; lo importante es lo que se ha colado y provocado de conexiones en nuestro maravillosos y complejo cerebro. Eso, sí, muy importante, con buenos libros, de los de verdad, de Conocimiento o potenciación de la reflexión y de la persona a través de ellos. Porque no cualquier lectura sirve para tal fin.

Siempre animo a todo el mundo a leer libros de calidad literaria todo lo que le sea posible y me asusta cuando intento impulsar a algunos jóvenes a ello y me cuestionan diciendo que a lo que buscan y preguntan, las respuestas las encuentran en internet. A quienes responden esto, les va bien esta cita para la reflexión, creo. Yo también lo hago, soy una adicta a Google y a mi ordenador del que no me separo nunca, lo reconozco; pero lo que busco allí es aquello que previamente he pensado y por tanto, me he preguntado; discriminar la información veraz de la que no es también es fundamental; ser crítico con lo que se lee todavía lo es más. Buscar y encontrar en internet nos ha facilitado tanto nuestra gestión del conocimiento, que a veces olvidamos que lo que necesitamos de verdad es dejar brillante el colador de tanta agua pasar; porque la diferencia entre una búsqueda en internet y el conocimiento escondido en las páginas de un libro, es que lo primero es dirigido y en muchos casos sin el contraste necesario; en el segundo caso el Conocimiento se encuentra , se vive, se integra, se filtra y se experimenta más allá, mucho más lejos de lo que a a priori querías encontrar, descubriendo lugares mentales, limpios y sin toxicidades, en los que ir depositando brillantes pepitas de oro.

Porque leer es una fuente de Conocimiento, una fuente donde la emoción interviene de forma importante en la mayoría de ellos y, por tanto, también alimenta esa parte que complementa la razón, como sucede en las novelas o la poesía; y como bien sabemos los psicólogos y personas que nos dedicamos a la Formación, solo aprendemos si hay emoción en el proceso de aprendizaje. Cuando aprendemos, si lo hacemos inmersos en una historia «conectada» con nuestras propias fuentes emocionales, todo fluye y se retiene más, llenando nuestro colador de un mayor número de pepitas retenidas en él. Y allí está, en mi opinión, la gran diferencia y mi discrepancia con el texto original fuente de inspiración de esta entrada y que dejo al final para quien tenga curiosidad; no retenemos de la misma manera cuando intentamos memorizar un texto de Historia (válido para cualquier materia), que cuando nos cuentan esa Historia con historias, con cuentos, impulsando nuestra imaginación y haciéndonos viajar en ellas y a través de ellas. Porque la Historia, como cualquier otra materia, puede ser tremendamente aburrida cuando nos la cuentan o leemos sin emoción, o convertirse en toda una aventura cuando un profesor la cuenta con pasión; o bien cuando la leemos en una novela llena de aventuras, sensibilidades, relaciones y sensaciones provocadoras de nuevas preguntas y motivar a no dejar de hacerlo nunca, intentando encontrar nuevas respuestas a las nuevas preguntas que nunca dejarán de hacerse. Porque motivar a leer, como la necesidad de aprender, pasa por incentivar la curiosidad y generar la necesidad de preguntarse constantemente; y esa necesidad no se sacia nunca.

«Es lo que lees cuando no tienes que hacerlo, lo que determina lo que serás». Oscar Wilde.

Veo este símil aplicable a la docencia, porque veo un libro de lectura como ese agua que es también el docente ante sus alumnos y que aplica de igual modo. Motivar a la lectura o motivar al aprendizaje es intentar crear una adicción al Conocimiento, de la que «nunca deberíamos desengancharnos o desengancharles«. Si tan potente es la motivación, no lo es menos la desmotivación y todo el poder que tiene para destruir lo que de forma natural, que es la necesidad de aprender, se tiene; y es que un mal docente puede llegar a ser como el peor de los libros… Para no repetir. Las pepitas de oro se encuentran cuando hay buenas minas y los mejores mineros trabajando en ellas.

Cita completa

Esta fue la pregunta que un alumno le hizo una vez a su Maestro. El Maestro no respondió en ese momento. Sin embargo, después de unos días, mientras él y el joven alumno estaban sentados cerca de un río, dijo que tenía sed y le pidió al niño que le trajera un poco de agua con un colador viejo y sucio que había en el suelo. El alumno se sobresaltó, porque sabía que era un pedido sin lógica. Sin embargo, no pudo contradecir a su Maestro y, habiendo tomado el cedazo, comenzó a realizar esta absurda tarea. Cada vez que sumergía el colador en el río para traer un poco de agua para llevar a su Maestro, ni siquiera podía dar un paso hacia él, ya que no quedaba ni una gota en el colador. Lo intentó y lo intentó decenas de veces pero, por mucho que trató de correr más rápido desde la orilla hasta su Maestro, el agua siguió pasando por todos los agujeros del tamiz y se perdió en el camino. Agotado, se sentó junto al Maestro y dijo: “No puedo conseguir agua con ese colador. Perdóname Maestro, es imposible y he fallado en mi tarea ”. “No – respondió el anciano sonriendo – no has fallado. Mira el colador, ahora brilla, está limpio, está como nuevo. El agua, que se filtra por sus agujeros, la ha limpiado “. “Cuando lees libros – prosiguió el viejo Maestro – eres como un colador y ellos son como agua de río. No importa si no puedes guardar en tu memoria toda el agua que dejan fluir en ti, porque los libros, sin embargo, con sus ideas, emociones, sentimientos, conocimientos, la verdad que encontrarás entre las páginas, limpiarán tu mente y espíritu, y te convertirán en una persona mejor y renovada. Este es el propósito de la lectura.” 

Patricia Tisner Laguna – Psicóloga de las Organizaciones y desarrollo

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Canal de youtube  Patricia Tisner

SONRÍE-T Sección creada con el objetivo de recoger experiencias a partir de los debates creados en un grupo al que pertenezco y que me anima a escribir artículos de Psicología para difundir aspectos concretos de la misma, de mi experiencia, reflexiones y las de otros.