Hace unos días pensaba en qué decir en mi despedida de este 2020 y mi bienvenida del 2021 y, repasando los meses pasados, pocas palabras bonitas venían a mi mente de lo que ha sido una pesadilla adornada de realidad en la vivencia de una película que supera a la imaginación de la mejor de Spielberg, pero que lamentablemente es real y que ya se ha cobrado miles de vidas hasta ahora. Y como no es una película acabada sino que vamos a terminar el año con un lamentable “Continuará…”, he querido detenerme en el lado positivo, en el del aprendizaje que toda experiencia lleva y en aquello que debo llevarme en el comienzo del próximo año para seguir aprendiendo por supuesto, pero también para aprovechar los recursos de una mochila llena de él. Podemos tener aprendizajes colectivos, como sociedad, pero voy a intentar plasmar el aprendizaje individual, ese que es propio, no compartido, pero que quizás pueda servir a otros. Sea como fuere y por lo terapéutica que es la escritura, quiero en este escrito exponer mis aprendizajes íntimos, individuales, que también puedan ser para otros al ser compartidos, pero también he querido en mis palabras dar un guiño a todas esas personas que me habéis hecho aprender tanto, dar las gracias a quienes habéis estado a mi lado, a quienes he tenido y quienes quiero tener siempre, a todos y cada uno de vosotros, que sabéis quiénes sois y os vais a ver en mis palabras porque he llenado de detalles todas ellas.
Gracias a quienes habéis estado o por haberos conocido, o por simplemente existir, por hacerme mejor y quererme tal como soy, porque he afianzado el valor de Ser de verdad.
- He aprendido el valor del reencuentro con mis viejas amistades, el valor de la familia y quienes son y están, del descubrimiento de nuevas personas en mi vida, el valor de la amistad verdadera y el valor del brillo de una estrella.
- He aprendido a leer sin descanso, aprender y sorprenderme de los grandes, sentirme parte de algo grande, sentirme pequeña entre tanto conocimiento, apreciar el valor de formar parte de un grupo excepcional de conocimiento y aprender a ser más humilde y a desarrollar mi ya innata curiosidad ; me he sentido reconocida siendo pequeña y me ha hecho sentirme grande. ¡Gracias grupo por ello! Con vosotros he afianzado también el valor del sentido del humor para afrontar la realidad cuando es dura y que es la excusa del inteligente para arrancar sonrisas.
- He aprendido el valor de los espacios irrenunciables en mi vida de humor, encuentros e inteligencia a raudales. El #Gmeetdeluxe ya es parte de mi vida
- He aprendido a sonar, a tocar campanas, a darme cuenta de cómo formar parte de algo que ayude a desarrollar en algo tu ciudad, motiva y hace sentir parte. El valor de lo social, de lo medioambiental desde la aportación individual y tanto por hacer…
- He aprendido que hay personas malas y que también las hay estúpidas y que saber diferenciarlas, apartarlas y /o gestionarlas es muy bueno para la salud.
- He aprendido cuánto vale una bonita palabra capaz de levantar un alma y también cómo otra puede destrozarla.
- He aprendido el valor de un vino compartido, de una cervecita presencial o virtual; la elección entre una Amstel o una Galicia, pero sobre todo el valor de haberlas tenido.
- He aprendido cómo sentirme como una reina entre reinas, bailar entre aquelarres y reinados, entre risas y llantos, porque hay coronas que merecen la pena. .
- He aprendido a surfear entre olas, navegar en tempestades y disfrutar del camino buscando puertos donde recalar para afrontar hasta el más poderoso de los huracanes.
- He aprendido que la honestidad no gana siempre y que la estrategia o la oscuridad puede ganar batallas sin pronunciar palabras. He aprendido de todos modos, que merece la pena seguir siendo honesto siempre, porque siempre hay alguien que lo valore y merezca, empezando por uno mismo.
- He aprendido que hay que mirar el miedo a los ojos, que es bueno pasearse por el infierno para saber reconocer el cielo y, en ocasiones, necesario. Y que ser valiente no es fácil, pero la personalidad fuerte es decidida y que también los fuertes necesitamos ayuda. Saber pedirla es necesario.
- He aprendido que el riesgo es parte de la vida y que quien no arriesga no gana y tampoco pierde, pero tampoco cambia.
- He aprendido que rodearme de personas positivas es la mejor elección que se puede tener; he aprendido a ser selectiva, a decir “no” cuando ha sido necesario y a llenar mi vida de “sí” a quien solo quiera darme lo mejor de sí mismo.
- He aprendido que muchas veces nuestros peores enemigos somos nosotros mismos y saber sus debilidades es el principio del fin para aniquilarlos.
- He aprendido que llevo a Juana de Arco y Campanilla dentro al mismo tiempo, y que no pasa nada por ser todo y nada, blanco y negro y ser de todos los colores a la vez, pero que no puedo ser a medias.
- He aprendido que ser emocional es bueno, soñar necesario, apasionarse toda una intensidad, pero que en el encuentro con la razón está el camino.
- Y en esa emocionalidad y racionalidad, he aprendido a ser una bruja, volar sobre unicornios blancos y ser parte de algo más grande que la imaginación.
- He aprendido que no controlar todo puede ser el comienzo del control.
- He aprendido lo importante que es Ser y Estar con todo mi ser con quien me ha dejado Ser y Estar, simplemente.
- He aprendido lo gratificante que es poder ayudar a otros, con el único objetivo de hacerles sentir bien; y en ese proceso, he reafirmado la importancia de la interacción y de que recibimos lo que damos en muchas ocasiones.
- He aprendido que una botica puede tener medicinas mágicas que curan el alma, y sin efectos secundarios, aptas solo para personas puras y auténticas.
- He aprendido que una sola llamada o una sola palabra pueden hacer llorar de emoción para luego reír a carcajada limpia, porque he aprendido que no hay nada mejor que la risa para curar heridas.
- He aprendido que en la vida tenemos a nuestro lado a quien queremos tener, que el afecto no se puede pedir ni comprar y que hay que saber cuidar y también dejar ir a quien no quiere estar.
- He aprendido la importancia de compartir nuestro tiempo con quienes queremos tener a nuestro lado. Y también que ese tiempo tiene que ser equilibrado en todo el diccionario emocional, porque he aprendido que las relaciones crecen con la «cal», pero necesitan de la «arena» para mantenerse.
- He aprendido cómo el buen vino solo puede criarse en las mejores bodegas y en las mejores manos, que la amistad categoría “reserva” se cuida como se cultiva y selecciona la vid para pasar procesos duros para luego ser reposado en el tiempo, pues solo de ese cuidado salen los mejores caldos.
- He aprendido a mirar más profundamente a los ojos tras una cara escondida en una mascarilla y a intentar leerlos tras el filtro de las pantallas.
- He aprendido lo que se siente cuando miras con orgullo a los hijos, lo conseguido, los valores y el esfuerzo; su capacidad de adaptación, superior a todas mis expectativas; he aprendido porque me han enseñado que los valores se transmiten, imitan y que el esfuerzo, ese que vale para todos los ámbitos, funciona y merece la pena.
- He aprendido la importancia del contacto, el valor de una caña sola o acompañada en una terraza, el valor del olor a campo, el sonido del mar o de la nieve al caer; en suma, he aprendido a mirar y escuchar más allá de los sentidos y de lo que daba por hecho.
- Y, sobre todo, he aprendido el valor de la salud como elemento clave que, si falta, no tenemos nada. Así que he aprendido a valorarla más que nunca en mi vida, así que este bicho algo me ha enseñado de ello.
He aprendido en definitiva, a detenerme en el valor de lo esencial, de lo que daba por dado, de la salud como elemento clave en nuestra vida, del esfuerzo, de lo mejor y lo peor del ser humano, el valor de la amistad, con el reencuentro de los que estaban siempre y el descubrimiento de grandes personas que hacen el camino y que forjan grandes alianzas, el valor de la decepción de quienes no han estado conmigo durante mi paseo y el gran valor de quienes sí han estado y que ya estaban antes; de mis nuevos descubrimientos y amistades que habéis sido un gran regalo del 2020; y también de aquellos que no se esperaban, quizás, porque no me paré a mirarlos detenidamente. He aprendido por tanto a observar más y mejor, a detenerme más que nunca en los mínimos detalles, a reconocerlos e impulsarlos, a detenerme en lo bueno que se me da y a valorarlo siempre.
Por eso escribo, por propio compromiso conmigo misma, para recordarme que este 2020 me ha enseñado que muchas veces lo más valioso que tenemos es lo que no vemos, no queremos ver o no reconocemos. Para que no se me olvide nunca el valor del reconocimiento de la existencia del otro, que es la esencia de todo y lo más grande. Porque he aprendido la importancia de reconocer al otro en su existir.
Y con ese gran aprendizaje, muchos ya sabidos de antes y reforzados y, con otros nuevos, 2020 te digo adiós… Y como he aprendido mucho durante este curso, creo que he aprobado y con nota… Así que no me trates como una más del aprobado general, que este curso lo he pasado y con esfuerzo 😉 Por eso, aunque te digo adiós con gran ilusión e incluso me gustaría decir alguna que otra palabra fea, te doy sobre todo y por encima de todo, gracias; gracias por todo lo aprendido, pero archivo y paso por registro para no tener que repetirlo 😉 Y que conste en acta 😀
Y, a ver 2021 cómo nos tratas… Te doy la bienvenida con cuaderno en blanco para escribir sobre él grandes historias, curiosidad infinita para seguir aprendiendo y ganas de disfrutarte… Espero llenarlo de colores, de experiencias junto a todos los que queráis estar a mi lado, los que habéis estado y los que quedan por llegar. Con bicho o sin él… grandes experiencias de aprendizaje están por llegar. Y las estaré esperando… esta vez, un poquito más sabia 🙂
Hoy en nuestro encuentro «Entre h olas» con la Dra. esther Claver abordamos el tema del Aprendizaje en 2020…
Encuentros entre «h» olas es una iniciativa conjunta con la Dra. Esther Claver, en la que ambas intentamos difundir de manera informal, en formato conversación, diversos aspectos de la Psicología, uniendo las perspectivas y aplicaciones desde la Clínica y la Psicología Organizacional. Colaboración, sinergias, equipo y amistad en nuestros encuentros.
Comparto la entrada que Esther Claver hace en su blog sobre este tema, que lo complementa y cierra. Invito a la lectura en su blog.
Gracias 🙂
Patricia Tisner Laguna – Psicóloga de las Organizaciones y desarrollo
1 Pingback